A las personas necesitadas, a las que sienten sentadas, una entraga de lo que es lo que será, buen argumento y nada de guión, o sea el todo. Un anuncio de coches, de compresas, o un mal espot. Post si.
La receta de Saturnino es muy sencilla. Solo se necesita un cordón de zapato, un paseo por el centro y un poco de imaginación. Si le haceis caso sereis más felices y tendreis un buen surtido de pastas para comer.